Fuerteventura
Una exposición muestra los materiales encontrados en el yacimiento de la playa de la Concha que corresponde a un taller de explotación de púrpura La arqueóloga enseña restos arqueológicos que el jable tapaba.
Catalina García / Puerto del Rosario
Hasta el 29 de noviembre está abierta la exposición de fragmentos de ánforas, morteros, ollas, platos, lucernas, anzuelos y miles y miles de conchas de moluscos de canadillas o thais haemastoma que atestiguan los intereses económicos del Imperio Romano en Lobos. El yacimiento corresponde a un taller de púrpura.
Los intereses económicos de la Antigua Roma en Canarias los confirma la exposición que, desde este martes y hasta el 29 de noviembre, se puede contemplar en el centro de arte Juan Ismael de Puerto del Rosario. La muestra recoge los fondos del yacimiento arqueológico, fechado entre el siglo I antes de Cristo y el I después de Cristo, localizado bajo el jable de la playa de la Concha de la Isla de Lobos, y corresponde a un taller de explotación de púrpura (Stramonita haemastoma) de época altoimperial.
El organismo autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife y el Cabildo de Fuerteventura impulsan la exposición de esta selección de materiales de manufactura romana, «que no significa que el Imperio Romano extendiera sus límites hasta Canarias, sino que existían intereses comerciales y económicos temporales de la Roma Antigua en Lobos, es decir vinieron en busca de la púrpura», matiza Mercedes del Arco, arqueóloga del Museo Arqueológico de Tenerife, que junto a Candelaria Rosario, montaban ayer por la mañana la exposición que anoche se inauguró en Fuerteventura.
En Canarias, ya existían vestigios del paso de los romanos en Lanzarote, concretamente en El Bebedero donde se encontraron restos de ánforas, «pero no tiene las dimensiones y la importancia del yacimiento de la Isla de Lobos donde todo es romano y se relaciona con una actividad determinada: la factoría de púrpura a partir de los moluscos».
Lluvia y jable. El yacimiento de la playa de la Concha, que es un desembarcadero natural más allá de la barra de riscos y en su bahía con la marea, se descubrió de manera casual. Había llovido ese invierno de 2012 -algo raro a un lado y a otro del Río- y el agua se llevó por delante una pequeña duna de la playa. Un bañista, que estiro su toalla muy cerca, notó algo raro, empezó a escarbar de manera superficial y encontró que el jable guardaba restos arqueológicos.
Fue el principio de todo un descubrimiento que ha requerido tres campañas de prospecciones realizadas entre el Cabildo majorero y el tinerfeño a través de su organismo autónomo de Museos. Además de miles y miles de canadillas o thais haemastoma, que es el molusco de donde se extrae la púrpura, también el jable guardaba otras 46 especies malacológicas como burgados y lapas; los fragmentos de herramientas para el procesado de las púrpuras que confirman el origen del taller, la cerámicas de cocina; materiales metálicos de hierro y bronce como anzuelos y agujas para coger redes; y cerámica fina.
El yacimiento del hoy parque natural cuestiona la localización de las llamadas Islas Purpurarias que podrían empezar o acabar en Lobos.
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