Por estas mismas fechas, hace dos años, el más importante de los yacimientos con manifestaciones rupestres de Gran Canaria sufría un terrible atentado. Estoy hablando del Yacimiento de los Letreros de Balos, en Agüimes.
Esos días, unos desalmados sin escrúpulos arremetían a martillazos contra una de las piezas de mayor riqueza arqueológica, dejándola hecha añicos. Esta pieza, de aproximadamente un metro cuadrado de extensión, se quebró en dos partes.
Gracias al voluminoso tamaño de los pedruscos resultantes y a su peso (de aproximadamente 300 kg. en total), los agresores no pudieron expoliar el yacimiento. Es de suponer que la razón que movió a estos vándalos a realizar esta terrible acción, no era que incluir la pieza en una colección particular.
Por suerte, recientemente han terminado los trabajos de restauración de la pieza, que han sido ejecutados por el especialista en la materia Manuel Solá y financiados por el Cabildo de Gran Canaria. En breve se repondrá a su lugar de origen.
El yacimiento de Los Letreros de Balos reúne un amplio abanico de tipos de grabados con forman humanas, animales, geométricas e inscripciones alfabéticas, estas últimas asociadas al líbico bereber norteafricano.
Es sumamente complicado ofrecer una interpretación de estos grabados, si bien se asimilan a prácticas mágico-religiosas orientadas a propiciar determinados factores naturales como la fecundidad.
Es tarea de todos mentalizar a los que nos rodean para aprender a valorar más nuestro patrimonio. Si lo destruimos, nos quedamos sin historia.
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