Khaled al Asaad, uno de los más importantes arqueólogos de Siria y responsable de las excavaciones y conservación del yacimiento de Palmira, ha aparecido el pasado martes pasado sin vida en el recinto arqueológico que tanto contribuyó a engrandecer. Su cuerpo se ha encontrado decapitado y colgado de una de las columnas de la ciudad antigua, como un desafío lanzado por los yihadistas del Estado islámico a toda la comunidad internacional. Al Asaad fue tomado como rehén hace unos meses, cuando el yacimiento de Palmira en el que trabajaba cayó bajo manos de los terroristas islámicos. Es probable que el arqueólogo fuera mantenido con vida mientras sus captores tuvieron la esperanza de que éste, uno de los mejores conocedores de las ruinas de Palmira a nivel mundial, pudiera darles pistas acerca de la ubicación de las piezas más valiosas, con el objetivo de venderlas en el mercado negro para financiar sus ejércitos. Bien fuera porque Al Asaad se hubiera negado a colaborar, bien fuera porque ya le habían extraído toda la información posible, el Estado Islámico decidió asesinar al anciano de la forma habitual entre sus filas, mediante la decapitación. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha sido el responsable de dar la noticia a los medios internacionales, que de inmediato se han hecho eco de la muerte de al Asaad.
La comunidad científica internacional está conmocionada ante la muerte de este prestigioso arqueólogo, autor de numerosos estudios acerca de la Siria de época helenística y romana. La ejecución de este prestigioso científico se suma a la larga lista de víctimas, militares y civiles, que los terroristas han asesinado en los últimos meses. El delito de Al Asaad, y el de otros compañeros suyos de profesión, es, según la radical interpretación que del Corán hace el Estado Islámico, haber colaborado en la conservación de ídolos paganos y haber sido un aliado del régimen enemigo de Siria.
Fuente: El País (link is external)
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