La cavidad volcánica está enclavada en el barrio Cueva del Viento, del municipio Icod de los Vinos. Se formó hace 27.000 años en lavas basálticas procedentes de la primera fase erup- tiva del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide (Tenerife, Islas Canarias) (Carracedo et al., 2008).
Este tubo volcánico, cuyo nombre se debe a las importantes corrientes de aire que se pro- ducen en su interior, es el quinto más largo del mundo (17.032 metros topografiados) (Oromí et al., 995) tras los cuatro primeros que se encuentran en la isla de Hawaii (la mayor del archipiélago de Hawaii, Estados Unidos) (Bob Gulden, 200). Constituye una enorme red la- beríntica de pasajes subterráneos, siendo innumerables las ramificaciones aún sin explorar, que permitirán ampliar su longitud en el futuro.
La Cueva del Viento también destaca por sus características geomorfológicas únicas, ya que su red de galerías se dispone en tres niveles superpuestos, fenómeno que no está des- crito en ningún otro lugar del mundo. Además, presenta una amplia variedad de estructuras de origen primario tales como estalactitas de lava, cascadas lávicas, terrazas laterales y lagos de lava, entre otras, así como concreciones secundarias de diferente composición (carbonato cálcico y otras sales).
La mayor relevancia biológica de esta intrincada cavidad volcánica es su fauna subte- rránea, que constituye una fuente constante de nuevos hallazgos. La cueva alberga un total de 90 especies conocidas, la mayoría invertebrados. De éstas, 48 son troglobias, esto es, animales adaptados al medio subterráneo y que ya no pueden vivir en el exterior. Entre estas especies condenadas a vivir en la oscuridad, 5 han resultado ser nuevas para la ciencia, como la cucaracha sin ojos Loboptera subterránea o los escarabajos Wolltinerfia martini y Wolltinerfia tenerifae (Oromí et al., 1995). En su interior también se encuentran algunos res- tos fósiles de animales vertebrados ya extinguidos, como la rata y el lagarto gigantes, y otros restos óseos de especies ya desaparecidas en Tenerife, como la graja y la hubara.
En cuanto al proceso que origina esta clase de tubos volcánicos, por regla general se trata de estructuras características de un tipo de coladas basálticas, donde el mantenimiento del calor en el interior del flujo hace progresar el frente de la colada. La conservación del calor queda garantizada cuando se desarrolla una costra continua que aísla térmicamente la lava interior, a la vez que ésta va definiendo conductos de circulación preferente. Al terminar la erupción, la lava de estos conductos sigue circulando hasta dejarlos vacíos. En la Cueva del Viento se observan tres niveles de conductos que parecen ser producto de sucesivas etapas eruptivas, que generaron coladas superpuestas, en cuyo seno se construyeron las galerías.
El Cabildo de Tenerife, a través del Museo de Ciencias Naturales, adquirió los terrenos en las inmediaciones de las bocas de la cueva del Sobrado, situadas en medio de un pinar a mayor altitud que el barrio de la Cueva del Viento. En el conjunto de la finca se eligió una atractiva ruta donde, más que una cueva-espectáculo, que también lo es, se oferta una visita guiada interpretativa en la que se muestra y revela qué es un tubo volcánico laberíntico, así como otros fenómenos geológicos y aspectos etnográficos presentes a lo largo de la ruta. A los guías se les preparó un manual ilustrado (Socorro, 2008) que recopila la información de todos los puntos de interés de la misma. Asimismo, algunos esquemas y fotos, impresos a gran tamaño en el manual, se utilizan para una mejor explicación a los visitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario