domingo, 31 de agosto de 2014

¿Pasó Colón por Bahía Feliz?


La coordenada exacta de Maspalomas donde Cristóbal Colón decidió enterrar durante unas horas el ancla hace más de cinco siglos aún continúa siendo un enigma. Al rechazo del Gobierno canario por declarar a la franja del Oasis como Bien de Interés Cultural (BIC) se le suma la hipótesis de que el almirante desembarcara en Tarajalillo. Uno de sus defensores es el investigador Paco Guedes, quien estima que la costa de Tarajalillo presentado mejores condiciones para el fondeo de las embarcaciones, además de la cercanía de posibles lugares para el abastecimiento de alimentos.

No existe certeza absoluta que Cristóbal Colón desembarcara en busca de abastecimiento en las inmediaciones de la charca de Maspalomas durante su cuarto viaje a América. La resolución del Gobierno de Canarias, que echó abajo la iniciativa del Cabildo para declarar la franja del Oasis como Bien de Interés Cultural (BIC), incluye en sus consideraciones la hipótesis del investigador Pablo Guedes, que defiende el desaparecido poblado de Pozo del Lentisco, ubicado hoy en día en Bahía Feliz, como enclave más probable para el avituallamiento del almirante.

Guedes señala que la costa de Tarajalillo parece el lugar más adecuado para el fondeo de las embarcaciones por el predominio de los alisios, el desarrollo de la actividad ganadera y salinera de sus pobladores, y la existencia de una laguna de aguas salobres.

De las escuetas referencias que Hernando Colón (hijo menor del gran almirante genovés) dejó escritas en su diario sobre el paso de su tripulación por el litoral meridional de Gran Canaria hace más de cinco siglos, solo se contempla que la llegaba de las cuatro naves tuvo lugar en el término de Maspalomas durante un período aproximando entre 24 y 48 horas. El tiempo suficiente para abastecer a sus navegantes de carne, agua, sal y leña en el cuarto viaje a América.

Sin embargo, los datos que se desprenden de los escritos del hijo de Colón impiden trazar en la costa de San Bartolomé de Tirajana un punto exacto en el que se produjo el desembarco. Algunas crónicas históricas, en las que se apoya el Cabildo para declarar la franja del Oasis como Bien de Interés Cultural (BIC), señalan las inmediaciones del Faro y la Charca de Maspalomas como el enclave adecuado para el fondeo de las embarcaciones. Sin embargo, una resolución reciente del Gobierno de Canarias ha rechazado la incoación de dicho expediente al carecer el Oasis de Maspalomas de "exponente arqueológico o arquitectónico" vinculante con los hechos ocurridos en el año 1502. Según el Boletín Oficial de Canarias, del pasado 6 de agosto, "los escritos de Hernando Colón, Juan de la Cosa o cualquier otro autor de la época no establecen una relación fiable entre ambas realidades [?] la valoración del lugar es difícilmente defendible ante las grandes alteraciones que ha experimentado por la intervención humana" a lo largo del tiempo. Por contra, el Ejecutivo incluye otros dos enclaves en el municipio tirajanero que resultan mucho más adecuado para el arribo de las embarcaciones del colonizador castellano: la Bahía de Meloneras y la desembocadura del barranco de Tarajalillo. Esta segunda opción es avalada por el investigador Pablo Guedes, quien aborda el debate histórico desde 2009.

Este apasionado de la historia del Sur de Gran Canaria sostiene que existen suficientes indicios para situar el desembarco de Colón en el desaparecido poblado canario de Pozo del Lentisco, situado en lo que en la actualidad se conoce como Bahía Feliz. Según las crónicas de la época, el paso de los expedicionarios por el sur de la isla duró apenas entre uno y dos días, por lo que probablemente la tripulación se sirvió del suministro de los pobladores canarios de la zona para llenar sus barriles con rumbo al nuevo continente.

En su línea de investigación, Pablo Guedes no descarta de manera tajante que el almirante pudiera arribar al Oasis de Maspalomas, pero sí defiende que existen más probabilidades de que el arribo ocurriera en Bahía Feliz por tres razones: en primer lugar, el término de Maspalomas abarca un espacio geográfico mucho más amplio que las inmediaciones del Faro. En concreto, los límites de esta denominación se extienden desde El Castillo del Romeral hasta terrenos más lejanos de la urbanización de Meloneras, por lo que esta denominación no solo ha de subscribirse al enclave del Oasis.

En segundo lugar, el viento que sopla por la bahía de Tarajalillo es más favorable para la navegación de barcos de vela del siglo XVI que otras zonas del litoral de Maspalomas. De ahí que Guedes sostenga que probablemente Colón decidiera detener sus navíos en Bahía Feliz y no continuar hasta el Oasis, que concentra más riesgos de escollo para el fondeo de barcos.

En tercer lugar, como su nombre indica, en el Pozo del Lentisco había un depósito de agua salobre, que serviría para realizar aguadas a los tripulantes. Y en sus cercanías, se encontraban unas salinas naturales, las llamadas de ´Abajo´, donde los aborígenes recogían sal para conservar sus alimentos perecederos. Ante la disposición de tales recursos, Guedes considera lógico que los expedicionarios desembarcaran en este enclave antes de continuar con su travesía por el Atlántico.

El cuarto argumento en el que el autor sureño apoya su tesis es el acceso del que dispone Bahía Feliz no solo a tabaibales, que garantizaban a los expedicionarios la materia prima para hacer fuego, sino además a un pinar que se extendía entre los 200 y 1.000 metros de la costa con el que se podía conseguir leña para la travesía.

El último indicio que fundamenta esta hipótesis reside en que los originarios de la zona de Tarajalillo se dedicaban principalmente a la actividad ganadera caprina. "En este enclave los canarios culminaban las apañadas de Tirajana, una costumbre que se seguiría realizando hasta el siglo XX, mediante la cual los pastores marcaban y controlaban los ejemplares", asegura Guedes. El escenario constituía una despensa de carne, manteca y cebada para Colón y los suyos.

A lo largo de estos últimos cinco años, Guedes ha ido recopilando crónicas e indicios que apuntan al enclave de Bahía feliz co- mo el sitio que reúne las características necesarias para que allí se produjera el acontecimiento histórico. "Se trata de ir encajando piezas en el puzle y, al margen de la polémica política suscitada por este asunto en los últimos meses, mi trabajado solo consiste en indagar sobre la historia del sur de la Isla", aclara el autor, quien, al ser vecino de Castillo del Rome-ral, conoce el terreno de Tarajali-llo y sus leyendas como la palma de su mano.

Para desarrollar su investigación, Guedes ha tenido que consultar documentos pasados de toda índole, desde contratos de venta de terrenos en Tirajana, actas notariales hasta mapas, registros de propiedad y libros de historiadores anteriores.

A día de hoy no quedan restos del antiguo poblado de Pozo del Lentisco en la bahía tirajanera. Esta cuestión, según Guedes, se debe a que los castellanos destruyeron durante La Conquista no solo las edificaciones aboríge- nes (casas, pozos), sino también cualquier manifestación religio- sa que no perteneciera a la Iglesia católica.

Asimismo, según se plasma en el Boletín Oficial de Canarias, existen datos adicionales acerca de la prestación de servicios militares que los pobladores de la bahía de Tarajalillo habían realizado a otros navegantes en aquellos años.

Independientemente de las hipótesis que los distintos autores formulen sobre este episodio histórico, lo cierto es que solo existen tres documentos que hacen referencia explícita a los hecho ocurridos hace más de cinco siglos: el diario del hijo del colonizador, Hernando Colón, que por aquella época tenía 13 años de edad, una carta del almirante genovés escrita en Jamaica días después de haber pasado por Canarias y una cita en un testamento que realizó uno de los escribanos que acompañó a Colón en su travesía.

Ante la inexistencia de pruebas arqueológicas y arquitectónicas que llenen de rigor científico las lagunas que circundan el paso de Colón por San Bartolomé de Tirajana, se abre un abanico de teorías en busca de trazar sobre el mapa sureño la coordenada exacta del desembarco. Además de la desembocadura del barranco de Tarajalillo, el Gobierno de Canarias menciona en su resolución la bahía de Meloneras como otro posible paraje en el que se desarrollara este hito histórico, que tanta polémica política ha levantado en los últimos meses.

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