lunes, 7 de septiembre de 2015

Descubren en el Pirineo aragonés los restos de una ciudad de 2.500 años


Los arqueólogos han sacado a la luz en el Pirineo aragonés los restos de una ciudad que existió hace unos 2.500 años. El enclave está situado en las faldas de una pequeña colina desgajada de la Sierra de Loarre, en el entorno de Linás de Marcuello, perteneciente al término municipal de Loarre (Huesca).

Los investigadores llevan varios años interesados en ese yacimiento, después de que en 2010 unas prospecciones arqueológicas realizadas a raíz de una concentración parcelaria dieran con gran cantidad de vasijas ricamente ornamentadas y modes de orfebrería para la fabricación de joyas.

Eso puso sobre la pista sobre la existencia de un asentamiento humano en esa zona en la Antigüedad, y las excavaciones que se han realizado ahora han confirmado que se trató de una población estable, bien organizada y con estructura plenamente urbana.

Data de mediados del primer milenio antes de Cristo, en la etapa protohistórica conocida como Edad del Hierro Europea, según ha indicado el director de las excavaciones, José Fabre, que también es conservador de Arqueología en el Museo de Huesca.

Se trata —ha dicho— de «uno de los yacimientos arqueológicos aragoneses más prometedores de las últimas décadas». No se ha podido determinar aún la dimensión que tuvo esa antigua ciudad, pero sí que tenía una clara organización urbana. «A la espera de que el análisis exhaustivo de los materiales obtenidos en la excavación y de las novedades que aporten futuras campañas de excavación, ya es posible adelantar que se trata de un asentamiento o pequeña ciudad», afirma Fabre.

Durante la última campaña de excavaciones, que se ha desarrollado este verano, se han desenterrado los vestigios estructurales de al menos dos casas y se han localizado los restos de una calle perfectamente empedrada, que apunta a una proyección urbanística propia de ciudades de cierta envergadura en aquella época.

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