jueves, 19 de noviembre de 2015

La Batalla de Las Navas de Tolosa


La Batalla de Las Navas de Tolosa

Las Navas de Tolosa, también llamada en árabe como la «batalla de Al-Uqab», tuvo lugar en Santa Elena, el 16 de julio del año 1212 de nuestra era, y enfrentó al bando cristiano bajo los mandos de Alfonso VIII de castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra contra las tropas del califa musulmán Muhammad An-Nasir cuyo número ascendía al de 120.000 musulmanes almohades frente a los 70.000 cristianos entre los que había castellanos, aragoneses, leoneses, navarros, portugueses, y miembros de órdenes militares y religiosas. La victoria de las Navas de Tolosa supuso un gran empuje en la tarea de reconquista.

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa. La unificación contra las tropas musulmanas

Quedaron atrás las disputas y las batallas territoriales entre los diferentes reinos que conformaban la Península Ibérica con el objetivo de hacer frente a «Miramamolín», como así llamaban los cristianos a Muhammad An-Nasir.

El califa tenía la intención de derruir los cimientos cristianos, cuya obra empezó su padre como así se vio en la victoria musulmana que tuvo lugar en la batalla de Alarcos donde Fernando VIII fue derrotado por la caballería almohade.

Sin menospreciar al enemigo, Fernando VIII pidió audiencia papal tras ver como el enemigo se acercaba amenazador hacia Toledo. Fue el Papa Inocencio quien logró unificar a los reinos cristianos en uno solo (al menos momentáneamente) en lo que llamó «la cruzada contra los musulmanes». Solo faltó a la cita Alfonso IX, rey de León, pero sí acudieron sus caballeros.

Vicente Pascual. Tapiz Navas batalla de las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa. La batalla más sangrienta de la Edad Media

Se cree que la batalla de Las Navas de Tolosa fue una de las más sangrientas y con mayor repercusión que ocurrieron durante el medievo. El gran número de participantes en ambos bandos se tradujo en 20.000 bajas musulmanas por 12.000 de los cristianos. Se cuenta en la tradición popular que un pastor guió a los beligerantes cristianos a través del paso de Despeñaperros para pillar desprevenidos a los musulmanes por su retaguardia.

Batalla Navas de Tolosa. Francisco de Paula Van Halen

La Batalla de Las Navas de Tolosa

Tras algunas escaramuzas, el ejército cristiano estaba preparado para el ataque en su desplazamiento hacia el sur. Era un día de brillante sol, especialmente caluroso. Don Diego López de Haro II, que había participado durante la batalla de Alarcos, comandaba la primera línea. Sus hombres, según las crónicas, eran caballeros señoriales y cistercienses, occitanos, voluntarios leoneses o jóvenes caballeros.

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa

Sabedor de las estrategias usadas por el ejército enemigo, se esperó la decisión musulmana, que fue la de batirse en retirada con el fin de simular una derrota pero donde, al otro lado, esperaban los mejores soldados de Muhammad An-Nasir. Pero Don Diego López sabía de la estratagema, y la segunda línea fue avisada.

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa

El haz central medianero de los cristianos estaba ocupado por santiaguistas, hospitalarios, calatravos y templarios, todos ellos caballeros de órdenes militares. Las tropas musulmanas contaban, sobre todo, con bereberes norteafricanos y subsaharianos.

La caballería pesada cristiana, que atacó por ambos flancos, supuso que el avance fuese entonces imparable. Se persiguieron a las tropas musulmanas, que huían despavoridas, desde el atardecer hasta la caída de la noche.

El ataque de las fuerzas cristianas fue avasallador, y el propio Sancho VII de Navarra fue junto a dos centenares de caballeros hacia la posición de Muhammad An-Nasir, en la que se encontraba junto a sus senegaleses, los «im-esebelen», que eran su Guardia Negra personal, la última línea de defensa conocida especialmente por su bravura. «Miramolín», que veía como los cristianos se le habían echado encima, huyó a galope hasta Baeza, donde hizo una única parada para cambiar de caballo con el fin de llegar hasta Jaén.

La Batalla de Las Navas de Tolosa. El fin de la batalla

Los testimonios recogidos cuentan como Alfonso VIII se paseaba por el campo de batalla, donde la carnicería que había tenido lugar era realmente abrumadora. Tras el enfrentamiento se consagraron como botines de guerra de la victoria: el pendón de Las Navas, conservado en Burgos, en el Monasterio de Las Huelgas – aunque realmente se le atribuye a Fernando III de Castilla tras la conquista del valle de Guadalquivir – entre otros objetos como una bandera o una pica de la guardia personal del Califa.

La Batalla de Las Navas de Tolosa

La Batalla de Las Navas de Tolosa

Los musulmanes que sobrevivieron y no pudieron huir, se hicieron prisioneros y fueron llevados a Aldea del Rey (en la actual Ciudad Real) para construir el Castillo de Calatrava la Nueva para sustituir a la Fortaleza de Salvatierra, que cayó durante la batalla de Alarcos y que no se recuperó hasta años después de las Navas de Tolosa.

Algunos de los actuales historiadores hablan de las Navas de Tolosa como el día más determinante de la reconquista española, debido a que fue el gran impulsor para hacerse finalmente, tras la batalla, con Vilches, Úbeda, Baeza, Ferraz o Baño hasta poner fin los musulmanes con su expulsión en Granada, en 1492. Se puede ampliar información leyendo el artículo La Península después de las Navas de Tolosa.

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Autor: Cynthia Esther Osorio Gutierrez para revistadehistoria.es


La orden del Temple

La caída de los templarios

La caída de los templarios

La caída de los templarios aconteció a principio del siglo XIV, cuando se inició una persecución contra los caballeros templarios que terminó con la disolución de la orden, y la captura y ejecución de varios de sus miembros. El principal instigador fue Felipe IV de Francia, “el Hermoso”, que presionó al Papa Clemente V para que disolviese la orden.

La caída de los templarios. La Orden del Temple

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, también conocida come Orden del Temple, fue una de las órdenes militares más poderosas de la Edad Media. Desde su aprobación en 1129 en el Concilio de Troyes la orden creció rápidamente en tamaño y poder, consiguiendo numerosas posesiones y territorio en Europa y aumentando su riqueza. La Orden del Temple se convirtió en la orden militar más rica de todas.

La caída de los templarios. Equipamiento de un Caballero Templario

La caída de los templarios. Equipamiento de un Caballero Templario

El éxito de la orden estuvo ligado al apoyo de las autoridades civiles y eclesiásticas, por lo que su poder comenzó a decaer cuando este apoyo fue retirado tras el fracaso de las cruzadas.

La caída de los templarios. La persecución de los templarios

El rey Felipe IV de Francia decidió acabar con los Templarios por dos razones: por un lado, había heredado una gran deuda con la orden por el rescate de su abuelo, Luis IX, durante la Séptima Cruzada; por otro lado, el poder e influencia de la orden en Francia suponían un obstáculo para el proyecto político del rey de una monarquía fuerte que acumulase todo el poder.

El 12 de octubre de 1307 se cumplió la orden del rey que establecía la detención de los templarios y la requisa de todos sus bienes. De esta forma el último gran maestre de la orden, Jacques de Molay, y ciento cuarenta templarios más fueron capturados y obligados a confesar diversos crímenes bajo tortura. Entre otras cosas se les acusaba de sodomía, adorar a Baphomet y renegar de Cristo escupiendo y orinando en la cruz.

La caída de los templarios. Ceremonia Templaria de admisión

La caída de los templarios. Ceremonia Templaria de admisión

Este procedimiento fue totalmente corrupto, pues los templarios, como miembros de una orden militar, debían ser procesados por el Derecho Canónigo y no por la justicia ordinaria, y se llevó a cabo sin la autorización del Papa. Por esto mismo Clemente V declaró e juicio íntegramente nulo. Sin embargo los templarios habían confesado sus crímenes, por lo que en los posteriores procesos esta confesión sería la base de las acusaciones.

El Papa creó una comisión papal dirigida por él mismo para decidir el destino de la orden. La comisión llegó a la conclusión de que, aunque los individuos eran culpables, la orden no lo era al no poder demostrarse que profesara una doctrina herética, y por tanto no había que condenarla. Por lo tanto, en el Concilio General de Vienne, el 16 de octubre de 1311, la mayoría fue favorable al mantenimiento de la orden. Sin embargo Clemente V fue convencido, o más bien amenazado por parte de Felipe IV para que condenara la orden. Indeciso, el Papa decidió una solución intermedia: decretó la disolución, y no la condenación, de la orden y por un decreto apostólico y no una sentencia penal. Así, por la bula Vox clamantis del 22 de marzo de 1312, la orden quedaba disuelta, y sus bienes pasaron al poder civil del país en el que se encontrasen y a los caballeros hospitalarios.

La caída de los Templarios

La caída de los templarios

La caída de los templarios. La maldición del Último Maestre

El Papa Clemente se reservó para sí mismo la pena para Jacques de Molay y sus tres lugartenientes. Al haber sido declarados culpables debían anunciar públicamente su arrepentimiento para regresar a la Iglesia Católica. Para ello se instaló una plataforma frente a la Catedral de Notre-Dame para la lectura de la sentencia. Sin embargo el Gran Maestre, arrepentido por haber mostrado debilidad confesando bajo tortura, se retractó de sus declaraciones, por lo que fue acusado de herético reincidente y condenado a morir en la hoguera. Jacques de Molay, junto a Godofredo de Charnay, que también se retractó, fueron quemados en la plaza de la catedral de Notre Dame el Día de la Candelaria (18 de marzo) de 1314.

La caída de los templarios. Jacques de Molay en la Hoguera

La caída de los templarios. Jacques de Molay en la Hoguera

Antes de morir, Jacques de Molay maldijo a Clemente V y a Felipe IV con estas palabras:

“¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!”

Y efectivamente, la maldición se cumplió. Clemente V murió el 20 de abril de 1314, apenas un mes más tarde que el Gran Maestre, mientras que Felipe IV murió por un derrame cerebral durante una cacería el 29 de noviembre del mismo año.

Autor: Jesús Sahuquillo Olivares para revistadehistoria.es


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hallan un posible embarcadero romano en el islote de Lobos


Los investigadores que trabajan en el yacimiento del islote de Lobos (La Oliva, Fuerteventura) han localizado dos nuevos enclaves arqueológicos próximos al taller de púrpura de época romana, entre ellos una plataforma de piedra cuadrangular que quizás pudiera haber servido como área de embarcadero en ese período.

El equipo de arqueólogos, dirigido por la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna (ULL), María del Carmen del Arco, ha presentado los trabajos de la cuarta campaña de excavación llevados a cabo en el islote durante este mes de noviembre y cuyos resultados desvelan "varios aspectos de interés".

Tras varios sondeos por el islote, los arqueólogos localizaron tres nuevos puntos arqueológicos (Lobos 2, 3 y 4), aunque finalmente el 2 fue descartado tras obtener resultados estériles.

Del Arco ha señalado que, a falta de estudios más detallados, sí se puede asegurar que los otros dos "prometen muchísimo".

En Lobos 4, los expertos han hallado bajo la arena un área de plataforma, limítrofe a la costa de sotavento, en la zona utilizada desde antiguo para amarrar los barcos.

Junto a esta estructura empedrada se han hallado restos de ánforas, lo que les induce a pensar que "también pudo funcionar así en la época romana", ha añadido la profesora de la ULL.

Las primeras hipótesis plantean la posibilidad de que se trate de un embarcadero, aunque del Arco y su equipo se muestran prudentes y no descartan otros posibles usos.

Resguardado del viento y entre dos conos volcánicos han localizado otro nuevo foco arqueológico (Lobos 3) con un posible uso doméstico en base a los restos recuperados de estructuras de combustión, ajuar de mesa y cocina y restos de fauna terrestre.

La huella romana en Lobos fue descubierta en 2012 después de que un turista hallara restos de cerámica sobre una montaña de jable (arena). A partir de ahí, se han llevado a cabo cuatro campañas arqueológicas -la última finaliza mañana-, en las que se ha ido confirmando la presencia romana en el islote.

Tras los primeros sondeos de 2012, el yacimiento Lobos 1, localizado en la playa de La Calera, ha ido arrojando nuevos datos y estructuras que ya hoy permiten hablar de un enclave romano utilizado como taller de púrpura durante la época altoimperial (siglos I a.C. a I d.C.)

El yacimiento está formado por un núcleo principal con concheros de stramonita, molusco del que se extrae la púrpura para más tarde usarla como tinte, además de varias estructuras habitacionales.

Durante esta cuarta campaña, la directora de la excavación ha señalado a los periodistas que se ha conseguido "abrir un espacio amplio, definido con estructuras arquitectónicas complejas formadas por varios recintos adosados".

Además, se han encontrado nuevos focos de concheros e instrumental específico como yunques de piedra, anzuelos de bronce o pesas de red de plomo; en definitiva, "un conjunto que habla con efectividad de las tareas extractivas y del procesado de la púrpura".

Durante los trabajos arqueológicos de estos años, ha ido apareciendo restos de cerámica, como ánforas de salazones y vinarias, anzuelos, vajilla variada de mesa y de cocina (cuellos y asas de ánfora, tapas de olla, recipientes para el fuego, vajillas de mesa), una fíbula, lucernas, fragmentos metálicos de hierro y bronce (anzuelos y clavos), además de restos óseos de ovejas y cabras.

Del Arco ha insistido en que el yacimiento de Lobos es "único" en los territorios más meridionales del Imperio Romano y "termina por consolidar la idea de que la geografía y los recursos económicos de este territorio se implicaron en las pautas económicas de explotación".

Los denisovanos han vivido en Siberia durante milenios



Foto: El segundo molar hallado en la cueva de Denisova en 2010 visto desde arriba.

Fuente: Publico.pt | 17 de noviembre de 2015 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)

Nuevos análisis genéticos confirman que este grupo de seres humanos, desconocido hasta hace pocos años, pertenece a una especie distinta a los neandertales y a la nuestra.

Los resultados, publicados lunes en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), han aumentando a tres el número de denisovanos cuyos fósiles han llegado hasta nosotros. Y no sólo eso, la comparación genética de estos tres fósiles de esta nueva especie humana, ahora extinta, pero descubierta hace sólo unos pocos años, lleva al equipo internacional autor de trabajo de investigación a concluir que los homínidos de Denisova han coexistido con los neandertales y nuestra especie durante miles de años.

Cabe recordar que en 2008 un pequeño dedo hueso fosilizado de un niño fue descubierto en la cueva Denisova, en las montañas de Altai, en Siberia. La gran sorpresa llegó con el primer análisis del ADN extraído de aquel hueso, el cual demostraba que pertenecía a un grupo de seres humanos diferente a nosotros y a los neandertales, y que se había extinguido hace aproximadamente 30.000 años.

Foto: Detalle del hueso de la falange de la mano de un niño denisovano.

Lo que se conoce hoy en día acerca del linaje de los denisovanos se logró, primero, con el análisis del "ADNmt" del fósil -un pequeño anillo de material genético que se transmite por vía matrilineal- y, a continuación, con la secuenciación del resto del genoma, el ADN nuclear.

El mismo equipo también había anunciado que nosotros, los seres humanos modernos, tenemos en nuestro ADN un pequeño porcentaje de genes procedentes no sólo de los neandertales, sino también los homínidos de Denisova, respondiendo así a la cuestión esencial de si los Homo sapiens se habían o no mezclado con estas dos especies. En resumen, su análisis ha puesto de relieve una nueva red de relaciones y de migraciones complejas entre nosotros y las otras dos especies humanas ya extintas de la Tierra.

En particular, las comparaciones genéticas mostraron que denisovanos y neandertales son "parientes" muy próximos y que su rama se separó de la de los humanos modernos hace unos 500.000 años, mientras que la rama de denisovanos y neandertales apenas difería una de la otra hace 300.000 años. "Los denisovanos y los neandertales son grupos hermanos, en la medida en que cada uno ellos es el pariente más cercano del otro", explicó a Público en un correo electrónico Svante Pääbo, del Instituto Max Planck en Leipzig (Alemania), quien ha dirigido el estudio publicado ahora. "Los seres humanos modernos son parientes más lejanos".

En cuanto al ancestro común de los denisovanos, neandertales y Homo sapiens, este habrá vivido hace un millón de años.

Foto: Un aspecto de los trabajo en el interior de la cueva de Denisova.

Volviendo a los fósiles de los denisovanos, hay decir que, además del hueso de la mano del niño también se ha descubierto en el mismo lugar, en el año 2000, un peculiar molar humano, cuyo análisis genético no se había realizado. Sin embargo, parecía obvio que la morfología del mismo era muy diferente a los molares de los neandertales y Homo sapiens.

Pero lo cierto es que todo lo que se sabía hasta ahora sobre el linaje genético de los homínidos de Denisova  en relación con nosotros y los neandertales había llegado del hueso de la mano del niño con 30.000 años. "Los denisovanos, un grupo hermano de los neandertales, han sido descritos (hasta ahora) con base al genoma nuclear de la falange de un dedo", escriben los autores en PNAS.

Y lo que estos científicos presentan ahora de nuevo es, por un lado, un análisis genético de aquel primer molar -cuyo ADN mitocondrial es muy similar al ADN mitocondrial de la falange-, y, por el otro, la descripción morfológica y el análisis del ADN -mitocondrial y nuclear - del molar descubierto en 2010 en la misma cueva.

Foto: El segundo molar hallado en 2010 visto de lado.

"El análisis del ADN nuclear sugiere que las tres muestras (la falange y los dos molares) pertenecían al mismo grupo filogenético y confirman la idea de que este grupo (los denisovanos) era distinto de los neandertales y de los humanos modernos", dice el comunicado de PNAS.

Los autores también analizaron el ADN mitocondrial de los tres fósiles para tratar de calcular la edad de cada uno de ellos. Esto es posible porque el ADN mitocondrial, que sufre mutaciones espontáneas a lo largo del tiempo, funciona como un "reloj molecular" que permite hacer este tipo de estimaciones. Y, aunque no han sido capaces de obtener su datación exacta, encontraron que el ADN mitocondrial del segundo molar presenta una acumulación de mutaciones inferior a los otros dos fósiles (la falange y el primer molar encontrado). Esto significa, concluyen, que este segundo molar es significativamente mas antiguo que las otras dos muestras, "lo que sugiere que los denisovanos han estado presentes en esa región (las montañas de Altai) durante varios miles de años".


domingo, 15 de noviembre de 2015

Masada, el último bastión judío


Masada se yergue sobre un promontorio rocoso a escasa distancia del mar Muerto. En la imagen se observan los restos del palacio de Herodes, rey de Judea, distribuidos en terrazas por la ladera del montículo.

Fuente: National Geographic nº 142 | noviembre de 2015

En el año 70 d.C., las legiones romanas comandadas por Tito, el hijo del emperador Vespasiano (izquierda) tomaron Jerusalén a sangre y fuego. Tras masacrar a sus habitantes y saquear y arrasar el templo de Salomón, Tito y sus lugartenientes creyeron haber aplastado definitivamente la gran rebelión judía contra su dominio, iniciada cuatro años antes. Quedaban tan sólo algunos reductos rebeldes, particularmente en tres fortalezas que se alzaban a orillas del mar Muerto. Dos de ellas, Maqueronte y Herodion, no tardaron en caer. Pero la tercera presentaría una encarnizada resistencia y obligaría a los romanos a organizar una de las mayores y más arduas operaciones de asedio de la historia de Roma.


Masada se encuentra sobre un promontorio rocoso que se alza 400 metros sobre el nivel del mar Muerto. El lugar había sido utilizado como fortaleza desde el siglo II a.C., pero fue Herodes el Grande, rey de Judea entre los años 37 y 4 a.C. y aliado de los romanos, quien la habilitó como una ciudadela regia, construyendo una muralla, una torre de defensa, almacenes, cisternas, cuarteles, arsenales y residencias para los miembros de la familia real. Desde el año 6 d.C. había estacionada allí una guarnición romana.


Al estallar la rebelión judía en 66 d.C., un grupo de rebeldes se apoderó de la plaza fuerte y eliminó a la guarnición romana. Dirigidos por un tal Menahem, y tras su muerte por su sobrino Eleazar ben Yair, pertenecían a un grupo de judíos radicales, los sicarios, denominados así por el puñal o sica que solían emplear. Los sicarios formaban parte a su vez de los zelotas, un movimiento que propugnaba el uso de la violencia para liberarse del yugo romano y acelerar la venida del Mesías. A ojos de los romanos, en cambio, los sicarios eran meros criminales que utilizaron la revuelta contra Roma como pretexto para sus abusos, según recogía Flavio Josefo, el principal cronista de la guerra. De hecho, pese a tomar Masada al principio de la guerra, los hombres de Eleazar ben Yair no combatieron contra los romanos, sino que se dedicaron a asolar la región del mar Muerto desde su base en Masada, protagonizando «hazañas» como el saqueo de la vecina población judía de Eingedi, donde mataron a setecientas personas.

Destrucción del templo de Jerusalén por los romanos liderados por Tito. Óleo por Francesco Hayez, 1867.

La vida en una fortaleza

Durante los años de guerra contra Roma, los sicarios de Masada modificaron las construcciones de la fortaleza adaptándolas a sus necesidades y prácticas religiosas. Construyeron talleres o pequeñas viviendas separadas por tabiques, donde los arqueólogos han hallado utensilios de uso cotidiano como recipientes de piedra para la comida, ideales para evitar cualquier impureza ritual descrita en la ley judía. También se construyeron baños para abluciones rituales (en hebreo, mikvaot) y una panadería. En el vestuario de la casa de baños de Herodes se añadieron bancos y se instaló una bañera en una esquina.


Los rebeldes también adaptaron a sus necesidades la sinagoga, construyendo otro banco corrido, algo que sugiere la necesidad de dar cabida a muchas más personas de las que habían acogido estas construcciones en origen, cuando sirvieron únicamente para el rey, su familia y algunos cortesanos. En las excavaciones de la sinagoga se descubrieron fragmentos de cerámica (ostraca)con la inscripción «diezmo de los sacerdotes», lo que significa que se preocuparon de pagar el impuesto debido al templo de Jerusalén, así como una geniza, un hoyo excavado en la tierra para albergar los textos sagrados que, por su estado de deterioro, ya no fuesen aptos para el culto. Todo ello indica que los sicarios eran fervientes cumplidores de la Ley de Moisés, aunque en una versión radical que, a su modo de ver, les autorizaba a quitar la vida tanto a cualquier enemigo de Israel como a los compatriotas que no cumplieran sus exigencias de fidelidad a la Ley.


A lo largo de la guerra, Masada fue acogiendo a una multitud de judíos que huían de la destrucción que ya se extendía por todo el país. Además de los sicarios, las excavaciones han sacado a la luz restos que demuestran que en la cumbre de Masada se refugiaron samaritanos (una comunidad de ascendencia judía tachada de impura por los judíos) así como esenios, secta ascética judía que poseía una comunidad en Qumrán, no lejos de Masada. La vida interna de los esenios en Qumrán se organizó en diez zonas, cada una de ellas al mando de un jefe. El descubrimiento de unos ostraca que consignan el reparto del pan en diez secciones nos ha permitido conocer el nombre de otros líderes rebeldes aparte de Eleazar ben Yair, como Yehohanán, Simón, Yerahemeyah, Bar Levi, Talmai, Peliah o Dositeo.

Los romanos construyeron varios campamentos fortificados en los alrededores de Masada. Uno de ellos se aprecia en lo alto de una colina en primer plano, frente a la fortaleza rebelde.

Comienza el asedio

A comienzos del año 73 d.C., Flavio Silva, comandante de la Legio X Fretensis, se dispuso a enfrentarse con los rebeldes de Masada. Habían pasado ya tres años desde la caída de Jerusalén, tardanza tanto más sorprendente cuanto que si los romanos se pusieron en marcha fue más por consideraciones económicas que militares, pues los rebeldes de Masada ponían en peligro el negocio de las plantaciones de bálsamo de la vecina Eingedi, enormemente lucrativo –según Plinio el Viejo, el comercio de perfumes de Judea produjo la enorme suma de 800.000 sestercios durante los cinco años de guerra–, y a los romanos no les convenía perder esta importante fuente de ingresos.

El cerco de Masada planteaba numerosas dificultades. Los romanos debían traer el agua desde Eingedi, a varios kilómetros de distancia, y los víveres desde Jericó o Jerusalén, pues en la depresión del mar Muerto, a 400 metros por debajo del nivel del mar, las temperaturas de hasta 50 ºC en verano y las heladas en invierno impedían practicar la agricultura. En cambio, en la cima de Masada el clima era más benigno y los asediados contaban con depósitos de agua, provisiones y armas. Animados por un espíritu indómito, los sicarios estaban dispuestos a defenderse hasta el final. El general romano lo sabía y por ello organizó un gran operativo de asedio, decidido a evitar que prendiese de nuevo la llama de la rebelión.

Silva hizo construir una muralla que rodeaba todo el promontorio, con torres de vigilancia a intervalos, y desplegó un total de ocho campamentos que debían servir no sólo como cuartel, sino también para evitar fugas de los sitiados y defenderse frente a incursiones exteriores.

A continuación mandó construir una rampa por el lado oeste, el de menor desnivel, de apenas cien metros. En las obras, que duraron siete meses, se empleó a judíos apresados durante la guerra. Una vez terminada la rampa, se construyó en su cima una plataforma sobre la que se instaló una torre de asalto.

Los romanos disponen las catapultas y torres de asedio en la rampa frente a las murallas. Grabado del siglo XIX. 

Inmolación colectiva

Iniciado el ataque, los romanos lograron derribar un tramo de la muralla mediante los golpes de su ariete, pero los defensores lograron cerrar la brecha con maderas y piedras. Flavio Josefo cuenta que entonces se produjo un incendio seguido de un cambio de dirección del viento que, por un instante, amenazó la integridad de la torre romana. Aquel día no cayó Masada, pero tanto romanos como judíos sabían que era cuestión de tiempo. Según el mismo autor, por la noche Eleazar ben Yair pronunció un discurso con el que persuadió a los defensores de Masada de que lo mejor era quitarse la vida para ahorrarse el oprobio de verse humillados por los romanos. Puestos todos de acuerdo, quemaron sus posesiones y víveres, aunque respetando una parte para dejar claro que no morían por falta de abastecimiento. Luego, puesto que la ley judía prohíbe el suicidio, cada hombre se encargó de dar muerte a su esposa e hijos. A continuación, sortearon diez hombres que dieron muerte al resto y, por último, uno de ellos mató a los otros nueve antes de, éste sí, suicidarse. Cuando al día siguiente los romanos entraron en Masada se encontraron con una montaña de más de 950 cadáveres y sólo siete supervivientes: dos ancianas y cinco niños que se habían escondido y que contaron lo que había ocurrido en la cumbre de Masada durante el asedio.

Sin embargo, en los últimos años las investigaciones arqueológicas han cuestionado la exactitud del relato de Flavio Josefo. Por una parte, la arqueología no ha conseguido confirmar que en Masada tuviera lugar un suicidio colectivo. Por otra, pese a algunos restos de combates localizados junto a la rampa, hay quien afirma que ésta nunca se terminó y, por tanto, nunca estuvo operativa, lo que desmentiría la escena del combate en torno a la torre y el ariete el día anterior a la caída de Masada.

Como quiera que fuese, Masada acabó en manos romanas y el recuerdo de los sicarios de Eleazar ben Yair se diluyó en las páginas de los libros de historia. Para conmemorar la victoria, Roma acuñó una moneda con la leyenda Iudaea capta, con la imagen de un general en postura desafiante, una palmera (símbolo del país) y una mujer sentada y llorando. El recuerdo de Masada se perdió durante casi mil novecientos años, hasta que su «redescubrimiento» a mediados del siglo XX la convirtió en símbolo de la tenacidad judía por conservar la independencia y la libertad.

Para saber más


viernes, 13 de noviembre de 2015

Aparece la fachada original de la Catedral de Ávila, con almenas


Hay que imaginar la granítica fachada occidental de la Catedral de Ávila con almenas puesto que así era en origen, con un carácter claramente defensivo, como se ha descubierto ahora frente a la que conocemos.


El hallazgo se ha logrado al examinar el hueco de acceso a la terraza de la fachada. El aspecto defensivo de la primera portada es evidente, como el de otras muchas parte de la catedral, como el de la girola inserta en la muralla.

Debajo del hueco de acceso y entrando desde la terraza que da al interior del templo se encuentra un habitáculo, a modo de una estrecha habitación alargada de 7,5 metros de largo por metro y medio de ancho, a unos tres metros de profundidad de la bóveda y a 12 metros de altura. A un lado se encuentra un muro, sobre el que se encuentra la fachada actual, del siglo XVIII, y al otro, el lienzo hallado ahora, lo que en su día fue la fachada original: siete merlones y seis almenas.

"Nadie tenía conocimiento de la existencia de este espacio", o al menos "nadie lo había contado nunca", ha expresado Zoa Escudero, la arqueóloga de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico.

Entre torres

Según los estudios realizados hasta ahora, tiene "más de siete metros de longitud y se enrasa perfectamente con las torres de la fachada, en sus extremos se apoyaron sendos muros de mampostería que atan la tercera portada añadida del siglo XVIII, creando un recinto de apenas metro y medio de anchura".

En el espacio del habitáculo apenas hay lugar para contemplar con perspectiva el lienzo encontrado.

Las almenas están construidas "con una mezcla de ladrillo y piedra con un sólido mortero, y se encuentran recubiertas íntegramente por un enlucido blanco pintado con un tosco despiece de sillares de color rojo". "Son el remate de un muro de piedras graníticas, que también conserva el enlucido en rojo", y "de forma alterna, tres de los merlones muestran una delgada saetera rodeada por la misma decoración lineal".

Lo descubierto muestra una serie de añadidos y reformas, "posiblemente acometidas por Juan Guas" para remodelar esta zona en el siglo XV.

"Así, estaríamos ante la construcción original de la fachada tardo-románica", que primero fue reforma en el XV , y luego definitivamente cubierta y amortizada en el siglo XVIII, con la intervención de Ceferino Enríquez. Éste no demolió lo existente, sino que se limitó a modificar el suelo y cegó todos los vanos de las almenas y saeteras para reforzar la pared e instalar por encima una bóveda transversal de medio punto, que hoy es la cubierta al habitáculo.


Tres fachadas

La primera portada ahora hallada se construyó a la vez que se levantaron las torres, en el siglo XIII. Luego fue trasladada a la fachada norte -sin las almenas- en el XV cuando Juan Guas levanta una nueva, luego sustituida por la del siglo XVIII.

Esa última intervención es atribuida a Ceferino Enríquez de la Serna, quien en 1779 sometió a "un intenso proceso de reforma el trabajo de su antecesor, dejándolo prácticamente oculto", según ha señalado la arqueóloga.

Precisamente, uno de los objetivos de la actual intervención era arrojar luz sobre la evolución histórica de la fachada ya que, por un lado, se han recuperado buena parte de los trazos originales de Juan Guas, además de conocer la existencia de la portada original.







Carlos III y Pompeya

La luz de la arqueología

Plazas, patios, casas, gentes… incluso la memoria de Pompeya desapareció bajo las cenizas implacables del volcán. Tuvieron que pasar más de 1500 años para que las ruinas de aquella gran ciudad volvieran a ver la luz del sol. ¿Y sabéis quién las recuperó del olvido? Pues Carlos III un rey arqueólogo.

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Carlos III

Pompeya -Roma-, 24 de agosto del año 79. La ciudad despierta con la luz del sol hacia las seis de la mañana. Los pompeyanos más madrugadores salen a la calle con el fin de empezar una jornada de trabajo más. En la casa de A, su esclavo principal B, es el primero en abandonar la cama para comenzar las tareas diarias. Son muchos los pobladores de la vivienda y abundantes las tareas que tiene que realizar a primera hora de la mañana.

De repente, la luz del sol comenzó a difuminarse tras una nube grisácea que paulatinamente fue cubriendo la totalidad del cielo. A lo lejos se pudo escuchar una gran explosión y verse cómo un rayo partía en dos la gran montaña de fuego cercana a la ciudad. Infinidad de piedras volcánicas y cenizas se abalanzaron repentinamente sobre los edificios y las calles cubriéndolo todo. La gente intentaba salvar la vida huyendo hacia ningún lugar. B trató de cubrirse la cabeza con una teja que acababa de desprenderse de un tejado cercano, pero el intento fue vano. Los gases, la lava y las cenizas acabaron derribándolo y cubriéndolo de forma inexorable. Junto a él estaba A quien ya desde el suelo intentaba incorporarse para ayudar a su familia y seguir huyendo. Mientras tanto C se aferraba a sus hijos en un último intento por salvar la vida de los suyos. Anochecía para Pompeya.

El renacimiento de una ciudad

Carlos III de España, también rey de Nápoles, decidió contar con los servicios de Rocco Gioacchino de Alcubierre en un intento de procurarse toda clase de obras de estilo clásico con las que satisfacer los deseos de sus súbditos en la Corte. Alcubierre comienza la exploración en un lugar llamado La Civita, de donde continuamente se extraían piezas de mucho valor procedentes del antiguo mundo romano. En 1744 se organiza la primera excavación de La Civita y no será hasta nueve años después cuando el lugar recupere su verdadero nombre gracias al descubrimiento de una gran inscripción conmemorativa: Pompeya.

Carlos III fue el artífice de toda esta investigación arqueológica. A él le debemos no solamente la recuperación de la memoria de la antigua ciudad de Pompeya sino también de otras expediciones científicas que cubrieron de luz el siglo XVIII español, nuestro particular siglo de las luces.

Tren del oro nazi

Dan comienzo las labores destinadas a recuperar el Tren del Oro nazi descubierto en Polonia

Hace dos meses, los titulares de todo el mundo anunciaban que unos buscadores de tesoros habían descubierto un legendario tren nazi repleto de armas, oro, dinero y archivos, oculto en un túnel que llevaba largo tiempo olvidado en una zona montañosa de Polonia. Se creía que el tren podía contener el largo tiempo perdido Salón de Ámbar del Palacio de Charlottenburg, una sala de principios del siglo XVIII cubierta de ámbar, oro y piedras preciosas, y cuyo valor actual se calcula en unos 385 millones de dólares. Esta semana, los ingenieros comenzarán a inspeccionar el lugar para averiguar cómo acceder a este tren acorazado, posiblemente protegido por trampas.

Desde el Ministerio de Cultura polaco se ha informado de que la localización del tren nazi fue revelada al polaco Piotr Koper y al alemán Andreas Richter al ser confesada por un moribundo en su lecho de muerte. The Telegraph ha informado de que dos cazadores de tesoros hallaron el tren acorazado, de unos 100 metros de largo, e inmediatamente tramitaron una solicitud al gobierno polaco – según las leyes polacas quien encuentra un tesoro puede quedarse con el 10% del valor de su hallazgo. El gobierno de Polonia ha confirmado la ubicación del tren mediante el uso de georradar.

Al parecer el tren se encuentra en el interior de un túnel subterráneo construido por los nazis a lo largo de un tramo de vía férrea de cuatro kilómetros perteneciente a la línea Wroclaw-Walbryzch. No obstante, su ubicación exacta se mantiene en secreto, entre otras cosas porque se cree que el túnel podría estar minado o albergar trampas y necesitará ser investigado previamente por medio de un cuidadoso operativo en la que se desplegarán Ejército, Policía y Bomberos.

The Guardian informa de que se está trabajando actualmente para planificar con exactitud cómo se llevará a cabo la operación. Los expertos utilizarán detectores de campos magnéticos, cámaras de infrarrojos y radares para dar inicio a una búsqueda no invasiva sobre el terreno. No se permitirán excavaciones ni perforaciones hasta que esta fase inicial de sondeos finalice.

“Desde el pasado mes de agosto, el ejército polaco ha desbrozado la vegetación de un área del tamaño de un campo de fútbol,” informa The Guardian. “Los soldados han barrido la zona en busca de minas y analizado el terreno por la posible presencia de gases venenosos.”

Túnel subterráneo, parte del proyecto de construcción “Riese” de la Alemania Nazi, situado bajo el castillo de Ksiaz, en Polonia (Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia / Flickr)

Túnel subterráneo, parte del proyecto de construcción “Riese” de la Alemania Nazi, situado bajo el castillo de Ksiaz, en Polonia (Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia / Flickr

Tesoro Nazi

Cuenta la leyenda que los alemanes ocultaron al Ejército Rojo soviético en su avance estos tesoros robados como política de seguridad para ayudar a escapar a criminales de guerra nazi huidos y permitirles empezar una nueva vida tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque funcionarios del gobierno han afirmado que desconocen el contenido exacto del “tren nazi”, Piotr Zuchowski, viceministro de medio ambiente, ha declarado a Radio Jedynka de Polonia que su contenido “probablemente sea equipo militar, aunque también es posible que contenga joyas, obras de arte y documentos archivados,” según informa Yahoo News. Un comunicado del gobierno polaco especulaba con la posibilidad de que pudiese albergar también el perdido Salón de Ámbar, desmantelado por los nazis en el Palacio de Charlottenburg, cercano a San Petersburgo, en 1941.

El Salón de Ámbar

El Salón de Ámbar fue instalado originalmente en el Palacio de Charlottenburg, hogar de Federico I, primer rey de Prusia en 1701. Durante una visita de estado a Prusia, el Salón de Ámbar atrajo la atención del Zar de Rusia Pedro el Grande. Viendo una oportunidad de ganarse el favor del Zar, Federico I le obsequió con el Salón de Ámbar en 1716 a fin de cimentar la recientemente formada alianza entre Prusia y Rusia contra Suecia. El Salón de Ámbar fue desmantelado y enviado a Rusia en 18 contenedores de gran tamaño, siendo instalado a continuación en la Casa de Invierno de San Petersburgo como parte de su colección de arte europeo. En el año 1755, la zarina Isabel trasladó el Salón de Ámbar al Palacio de Charlottenburg, donde permaneció hasta que fue desmantelado y robado por los nazis en 1941 y enviado al museo del castillo de Königsberg.

Aunque el Salón de Ámbar estuvo en exposición los dos años siguientes, la guerra no marchaba bien para los alemanes, y se aconsejó al director del museo, Alfred Rohde, que desmontara el salón y lo guardara en cajas para su traslado. Menos de un año después, los bombardeos aliados destruían la ciudad de Königsberg, y el museo del castillo quedaba en ruinas. Después de eso, el rastro del Salón de Ámbar sencillamente se desvaneció.

Sección reconstruida del Salón de Ámbar (Wikipedia)

Sección reconstruida del Salón de Ámbar (Wikipedia)

El Salón de Ámbar original en 1931 (Wikipedia)

El Salón de Ámbar original en 1931 (Wikipedia)

Muchos creen que el Salón de Ámbar ya había sido escondido y puesto a buen recaudo por los alemanes antes de la destrucción del museo del castillo de Königsberg, y que por tanto, ha habido muchas tentativas de seguirle la pista a este tesoro, fracasando todas ellas.

Si el tren del oro nazi recién descubierto realmente contiene las piezas del mundialmente famoso Salón de Ámbar, seríamos testigos del retorno y reconstrucción de un valioso fragmento de la historia de Europa.

Imagen de portada: Túnel subterráneo, parte del proyecto de construcción “Riese” de la Alemania Nazi, situado bajo el castillo de Ksiaz, en Polonia (PublicDomain). Detalle: Reconstrucción del Salón de Ámbar (Patricio Rodriguez / flickr). 

Autor: April Holloway

Traducción: Rafa García

Restos de la antigua ciudad Griega de Selinunte

Conservada bajo tierra y arena: la antigua ciudad griega de Selinunte en Sicilia



En el año 409 a. C., tropas cartaginesas procedentes del norte de África masacraron y esclavizaron a 16.000 soldados y civiles de Selinunte, una metrópolis griega cuyas ruinas se conservaron en la antigüedad al cubrirlas la tierra y la arena. Tras trabajar durante muchos años, los arqueólogos han examinado y excavado la ciudad entera hallando 2.500 casas, calles, un puerto y una zona industrial en la que se producía una excelente cerámica.

Los arqueólogos han comparado el grado de conservación de Selinunte con el de Pompeya, ciudad romana de la península itálica que fue sepultada por las cenizas expulsadas por el Vesubio durante su erupción en el 79 d. C.

Aproximadamente el 15% de Selinunte, incluidos una espectacular acrópolis y algunos templos, ha permanecido por encima del nivel del terreno, y era visitado en lo que los británicos de la época victoriana solían llamar el Gran Tour. La llamaban la Ciudad de los Dioses. Hace más de 500 años, un temblor de tierra derribó estos edificios. Dos de los templos fueron reconstruidos a mediados del siglo XX y han constituido una atracción turística desde entonces.

“Selinunte es la única ciudad griega clásica de la que se ha conservado hasta nuestros días la metrópolis entera, en su mayor parte enterrada bajo tierra y arena. Este hecho, por tanto, nos ofrece una oportunidad única para descubrir cómo funcionaba una antigua ciudad griega,” ha declarado a The IndependentMartin Bentz de la Universidad de Bonn, director de las excavaciones en curso en Selinunte.

Esta pieza de cerámica pintada, fabricada en Selinunte, está decorada con las figuras de un jinete armado con una lanza y su asistente. (Foto: Marie Lan-Nguyen/Wikimedia Commons)

Esta pieza de cerámica pintada, fabricada en Selinunte, está decorada con las figuras de un jinete armado con una lanza y su asistente. (Foto: Marie Lan-Nguyen/Wikimedia Commons)

Hasta dar con Selinunte, los especialistas no habían descubierto ni una sola ciudad griega de la antigüedad completamente intacta, y solo podían estudiar de forma fragmentaria la trama urbanística y la vida cotidiana de estas antiguas ciudades. El estudio de Selinunte ha arrojado mucha luz sobre el mundo antiguo, su demografía y su estilo de vida. De hecho, los investigadores nunca habían sabido cuántos residentes había en alguna antigua ciudad griega hasta el descubrimiento de Selinunte.

Los arqueólogos analizarán los restos de comida que han hallado en el interior de una docena de cuencos que se encontraban alrededor del hogar para el fuego de un edificio incendiado durante el ataque de los cartagineses. La ciudad era un importante centro de producción de cerámica, y en ella se han encontrado docenas de recipientes y losas de este material sin cocer. Al parecer, los aterrorizados artesanos abandonaron estas piezas sin haber llegado a cocerlas, ya que la invasión interrumpió su trabajo.  

Recientes excavaciones han sacado a la luz hornos para cerámica y talleres perfectamente conservados. Los arqueólogos han hallado pigmentos de los que se utilizaban para pintar las piezas cerámicas, y hasta 80 hornos para cerámica, algunos de ellos circulares y de gran tamaño para producir tejas y ánforas, y una docena de hornos rectangulares destinados a la cocción de tinajas o grandes ánforas y ataúdes. En otros hornos más pequeños, los obreros cocían pesas, vajillas y estatuillas de dioses.

Los ceramistas disponían de un pequeño santuario para venerar a una diosa de la clase obrera, Atenea Ergane, patrona de los artesanos, además de a Artemisa, Deméter y Zeus, el dios supremo.

Cerámica de Selinunte decorada con una pintura de Artemisa empuñando un arco ante un altar. (Foto: Marie-Lan Nguyen/Wikimedia Commons)

Cerámica de Selinunte decorada con una pintura de Artemisa empuñando un arco ante un altar. (Foto: Marie-Lan Nguyen/Wikimedia Commons)

Los especialistas están examinando ahora cerámica procedente de todo el Mediterráneo para determinar qué proporción de ella tenía su origen en Selinunte, que producía mucha más de la que se precisaba para satisfacer su demanda interior. Estiman que los talleres artesanales de la ciudad producían unas 300.000 piezas cerámicas al año, aunque de ellas menos del 20% estaban destinadas al mercado local. Además, las ánforas producidas en Selinunte podrían haberse empleado para transportar los excedentes de trigo y aceite de oliva que exportaba la ciudad, según leemos en The Independent.

Los arqueólogos están investigando también el puerto de Selinunte, y piensan llevar a cabo estudios geofísicos con la intención de localizar los cimientos de los almacenes que deberían encontrarse situados en sus alrededores. Los objetos descubiertos en las tiendas y las casas de la ciudad, entre los que hay de vidrio, bronce y cerámica procedentes de Egipto, Turquía, el sur de Francia y el norte de Italia, demuestran que en este puerto anclaban barcos procedentes de todo el Mediterráneo.

La ciudad, a orillas del Mediterráneo, no existió por mucho tiempo. Los antiguos griegos la fundaron entre el 650 a. C. y el 630 a. C. Poco más de 200 años más tarde, Cartago la atacó y mató o esclavizó a la mayor parte de sus defensores y habitantes.

Los cartagineses, en guerra con Grecia, asediaron la ciudad durante nueve días para a continuación abrir brecha en sus murallas y aplastar a sus defensores.

“Lo que siguió fue una orgía de destrucción, torturas, violaciones, asesinatos y saqueos, que fue considerada aberrante incluso para lo que era habitual en aquella época,” leemos en la web Best of Sicily. “Según Diodoro Sículo, unos 16.000 civiles de Selinunte, de un total de aproximadamente 25.000, fueron masacrados sin piedad, y 7.000 fueron esclavizados. Apenas dos mil consiguieron escapar de este baño de sangre y llegar hasta Agrigento.”

Los cartagineses repoblaron en parte la ciudad, pero ésta nunca recuperó el prestigio y el poder que ostentaba en el pasado. Durante la Primera Guerra Púnica con Roma en el 250 a. C., las fuerzas cartaginesas destruyeron la ciudad poco antes de escapar de las tropas romanas.

Imagen de portada: El interior de lo que los investigadores llaman Templo E de Selinunte (Foto: Evan Erickson/Wikimedia Commons)

Autor: Mark Miller

Traducción: Rafa García

Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Encuentran los restos de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno


Vergina filipo1

Discovery anunciaba hace unos días la confirmación de que los huesos hallados en una de las tumbas de Vergina pertenecen a Filipo II de Macedonia, el padre de Alejandro Magno. Los estudios de 350 huesos y fragmentos hallados en las tumbas dieron como resultado la identificación positiva de Filipo en la tumba número 2, mientras que el resto corresponden a diferentes individuos. Entre ellos también se identificaron los restos de una mujer guerrera, probablemente la hija del rey escita Athea.

Estos hallazgos serán presentados mañana en el Museo Arqueológico de Tesalónica junto con unas tres mil fotografías, topografías, escáneres y demás pruebas que esperan cerrar de una vez el debate sobre rey macedonio.

Curiosamente Vergina se halla solo a unos 160 kilómetros de la misteriosa tumba de Anfípolis, que estos días está teniendo mucha difusión gracias a los increíbles descubrimientos que en ella están realizando los arqueólogos, y que se piensa puede ser la propia tumba de Alejandro Magno.

Vergina filipo2

Desde que se encontraron las tumbas de Vergina en 1977 se ha especulado mucho sobre si los restos que contenían pertenecían o no a la familia real. La número 2 contenía los restos casi al completo de un esqueleto masculino cremado en su cámara principal, y los de una mujer en la antecámara. Hasta ahora no se sabía si estos restos correspondían a Filiipo II y una de sus esposas o a Filipo III, el hermano de Alejandro, que subió al trono tras la muerte de este.

El esqueleto del rey presenta sinusitis frontal y maxilar, posiblemente causadas por una flecha que le habría cegado el ojo derecho durante el sitio de Methone en el año 354 a.C. Aun así, todavía viviría 18 años más.

Así pues, parece que se soluciona otro de los grandes misterios de la Antigüedad.

En Discovery News: Remains of Alexander the Great’s Father Confirmed Found.