sábado, 26 de septiembre de 2015

Así depuraban los comunistas españoles, los 46 fusilados de la 84 Brigada Mixta


El 15 de diciembre de 1937 cerca de 80.000 soldados pertenecientes al Ejército Popular de la República se lanzaron a la conquista de Teruel, una pequeña capital de provincia que era defendida por una guarnición de 3.000 hombres más cerca de 1.000 voluntarios civiles. Pese a la diferencia clara de fuerzas, los soldados del bando nacional al mando del coronel Rey d’Harcourt resistieron hasta el 8 de enero, y eso que desde el día 22 se combatía cuerpo a cuerpo y casa a casa.

La rendición de guarnición de Teruel ante los soldados del Frente Popular se produjo cuando el único edificio que mantenían en su poder era el seminario y se habían quedado sin balas y sin medicinas y cuando llevaban dos días sin comida y sin agua. Este éxito, que tan solo duró un mes pues en febrero las tropas de Franco recuperaron la ciudad, fue explotado por la propaganda republicana puesto que se trataba de la única capital de provincia que lograron conquistar en el trascurso de la Guerra Civil.

Entre las unidades republicanas que participaron en la toma de la ciudad aragonesa estaba la 84 Brigada Mixta que había participado en los combates desde el inicio de la batalla. Varios de los miembros de esta brigada solicitaron un permiso el día 10 de enero y les fue concedido una semana después.

Para disfrutar del merecido descanso deben desplazarse andando al municipio de Rubielos de Mora. Una caminata de 56 kilómetros que realizan entre los días 16 y 18 de enero. Pero el día 20, solamente 48 horas después, reciben la orden de reincorporarse al frente y la supresión del permiso. En ese momento 600 milicianos voluntarios que se habían alistado en Valencia deciden no acatar la orden y se niegan a reincorporarse al frente.

En respuesta el coronel Andrés Nieto, que había sido alcalde socialista de Mérida pero que en ese momento ya pertenecía al Partido Comunista de España, decide que se detenga a 60 de los milicianos rebeldes y que sean fusilados para escarmiento de sus compañeros.

Durante los días de detención 14 de ellos consiguieron escapar, pero al anochecer del mismo 20 de enero los 46 restantes –tres sargentos, 12 cabos y 31 soldados- fueron fusilados sin juicio previo, en cumplimiento de la orden de Nieto.

Más de 70 años después un equipo de forenses de la Fundación Aranzadi apoyados por los equipos técnicos de Cóndor Georadar encontraron las tumbas en las que fueron enterrados estos soldados represaliados en un paraje próximo a Rubielos de Mora.

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