La estación rupestre de Aripe fue la primera descubierta en Tenerife, en el año 1980. A raíz de su hallazgo y posterior estudio por Antonio Tejera Gaspar y Rodrigo Balbín Behrman, se empezaron a conocer otras estaciones que han permitido incrementar el corpus de este tipo de yacimientos en la isla, desestimándose así la hipótesis aceptada desde finales del siglo XIX, que atribuía la supuesta inexistencia en Tenerife de estos yacimientos al arcaísmo cultural de los guanches.
Los motivos incisos que integran el yacimiento se reparten en dos núcleos o conjuntos, y están representados por líneas rectas, cruciformes, animales (caballos) y diversas figuras humanas presentadas como guerreros que portan armas, algunos de ellos con tocados en la cabeza. Esta iconografía es semejante a la de los denominados guerreros líbicos documentados en el ámbito sahariano, al sur del Atlas.
En la imagen principal se observa una práctica documentada en otros yacimientos rupestres de la isla: la tendencia a incidir de forma reiterada, mediante la incisión, sobre los motivos lineales, dotándolos de profundidad. Se desconoce la significación cultural de esta costumbre indígena.
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