Descubierta en 1980, esta cueva debe su nombre a la presencia en su interior de un rezumo por el que se filtra el agua de la lluvia, así como a su emplazamiento en el límite superior del risco que bordea la Costa de Las Playas.
Los grabados, ejecutados mediante la técnica de picado, se emplazan en las paredes laterales, desde la entrada del tubo volcánico hasta la mitad de su recorrido. Predominan los motivos geométricos (círculos, óvalos y trazos lineales cortos) y en el margen izquierdo de la entrada se localiza el panel de la imagen, con inscripciones líbico-bereberes. La cueva no fue utilizada como vivienda y al igual que en La Candia, el yacimiento refleja una vez más la asociación que existe entre el aprovisionamiento del agua y la ejecución de grabados rupestres en el entorno inmediato.
Si tenemos presente que la Cueva del Agua se localiza en un lugar de paso, los grabados pueden explicarse como indicación de un punto de agua, o también como expresión de la sacralización del lugar, fruto de la existencia de agua en una zona donde su captación es difícil, como sucede en toda la isla.
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