Desde el punto de vista patrimonial, esta zona de Ifara reúne la mayor concentración de evidencias arqueológicas del municipio. Este yacimiento rupestre se emplaza en una Zona Arqueológica de uso pastoril en época indígena, tal y como se deduce de la presencia de concheros, talleres líticos, paraderos pastoriles y estructuras de habitación (cabañas) en el entorno inmediato. Asimismo, la particularidad del enclave reside en su asociación con las estructuras habitacionales, algo poco frecuente en el Archipiélago canario.
El enclave rupestre, integrado por treinta y ocho paneles, se localiza en un lomo desde el que se tiene un importante control visual del entorno, tanto hacia la cumbre como hacia la costa. Los motivos, ejecutados mediante la técnica de incisión y, en menor medida, mediante abrasión y picado, son principalmente geométricos-lineales, aunque existen una serie de paneles en los que se han representado varios barcos en época histórica. Este dato evidencia el uso del espacio en época pos conquista. Resulta especialmente interesante la presencia de algunos motivos grabados en los muros y el paramento de algunas de las estructuras próximas al enclave rupestre.
En la imagen, junto a los trazos lineales, se aprecian motivos palmiformes que han sido elaborados mediante las técnicas de incisión y abrasión, lo que les confiere la sensación de relieve. Algunos investigadores los han relacionado con la representación de la diosa Tanit.
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